El casero no puede elevar la renta sin dar más explicaciones, y de ninguna manera puede romper el contrato actual para sustituirlo por otro, pues el que existe, aunque fuera verbal, tiene validez y solo se puede extinguir o resolver por las causas previstas en la Ley de arrendamientos urbanos de 1964, Decreto 4104/1964, parcialmente modificada por la Disposición transitoria segunda, aplicable a viviendas, de la actual Ley de arrendamientos urbanos de 1994.

Quizá el arrendador pretenda las actualizaciones de renta contenidas en las reglas del apartado D.11 de la Disposición transitoria citada, pero tendrá que dar explicaciones previas y por escrito. Solo entonces los arrendatarios podrán preocuparse y oponerse según lo dispuesto en las mismas reglas, que no van a tener más remedio que estudiar con detenimiento por la cuenta que les trae.

Si la los argumentos del arrendador son otros, antes habrá que conocerlos para no hablar en vano.